que me arrastra entre bocanadas de aire viciado de humos de colores. Blue. Violette. Naranja. Bailar era tu debilidad. Flotar esas tardes centímetros sobre el césped sin podar.
Las rosas envidiaban el color de tus ojos cuando no dormías. Rouge. Su sangre en las sabanas y sus dientes en tus bolsillos. Nubes de moho atravesaban el cielorraso y le daban al ambiente un olor a humedad lugubre. Noir. Llegaba la noche. Las estrellas no querían verte la cara. Dolor.
Encanto suave, era algo fuerte lo que teníamos, y lo perdimos todo. Gemidos en una oscuridad sórdida, su voz apagaba el chirrido de esa rata hambrienta. Tus labios espumantes y mis quejas constantes. Te iba a abandonar y nunca más estaría aquí, tan profundo. Al fondo y bajando.
Expectante, sentado derecho, el show a punto de continuar. Quería matarte pero no de cualquier manera. Quería que me recuerden. La rabia te consumió el corazón y me perdiste los pasos. Solo no eras tan malo. Pensamientos cruzados y silencio sepulcral, tu piel muerta. Sentir por encima de tus ropas... gris.
El agua llenó tus pulmones y fuiste el rey frío que no dejó jamás que sueñe tranquilo.
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