La ultima vez el filo del cuchillo llegó muy cerca de su corazón. Su final se acercaba. Lo olía en el aire y se leía en las nubes. Sus sonrisas se deformaban y el demonio que llevaba dentro se agitaba en sus ojos brillantes, perdidos. Por dentro estaba hueco y me tenía miedo; al final de cuentas, era yo el que podía verlo tal y como era... pobre, en todo aspecto. Vacío. El simulacro de su vida. Esa necesidad constante de destruir mis pequeños logros para apaliar sus inmensas miserias. Las mentiras que decoraban el arbol triste y seco de su vida. La apariencia estereotipada de lo correcto. La estrechez de mente y la incesante crítica a lo diferente. La personificacion misma de la peor de las contradicciones. El olor a fracaso mezclado con el paco rabanne que me daba nauseas. El que estaba solo. El que se creía más arriba y siempre estubo decantado en el fondo del vaso. La puta estúpida que mal vendía su culo por dos mangos.
Ese es él y merece morir por ello. Esta noche te mato, te juro por el sol y la luna que estás muerto.
Ese es él y merece morir por ello. Esta noche te mato, te juro por el sol y la luna que estás muerto.
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